
Difusores ultrasónicos: más horas y menos ruido
Un difusor ultrasónico perfuma con una bruma suave; aquí tienes las claves para que dure más y apenas se oiga. Sigue leyendo y acierta a la primera.
¿Qué es?
Añades agua + unas gotas de aceite aromático, el difusor vibra (no calienta) y crea una niebla fría y ligera que perfuma suave. Nada más.
¿Cómo elegir?
Capacidad del depósito:
Pequeño (100–200 ml): estancias pequeñas o uso puntual.
Medio (300–400 ml): la “zona segura” para 6–10 h.
Grande (500 ml+): noches largas o salón amplio.
Autonomía real: mejor si ofrece modo continuo y modo intermitente
(descansa y dura más).
Ruido: busca un difusor “silencioso” o “modo noche”; que no burbujee en
exceso.
Apagado automático: se detiene cuando se acaba el agua
(indispensable).
Luz ambiental opcional: agradable si puedes apagarla por la noche.
Limpieza fácil: tapa ancha para acceder y pasar un paño sin complicaciones.
Materiales y diseño: plásticos libres de olores, base estable y goma antideslizante.
Cantidad de gotas: menos es más; empieza con 3–5 y ajusta.
Fragancias “comodín”:
Mañana: cítricos suaves (sensación de limpio).
Tarde: notas herbales o maderas ligeras.
Noche: aromas suaves y relajantes.
Colócalo a la vista pero sin corrientes: una cómoda o estantería abierta
funciona bien.
Mantenimiento básico (1 minuto)
Vacía el agua sobrante, pasa un paño suave y, cada semana, una limpieza rápida con un poco de agua y vinagre diluido. Así evitas olores raros y alargas la vida del aparato.


Con un depósito medio, apagado automático y un modo silencioso tendrás fragancia agradable durante horas sin ruidos molestos. Empieza simple, prueba pocos aromas y verás cómo cambia el ambiente de casa.
Nota: Si hay bebés, peques o mascotas, usa fragancias suaves y ventila con regularidad.

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